LA FOTOTERAPIA
La fototerapia, también conocida como terapia de la luz, es un tratamiento usado en varios campos que utiliza la luz para tratar diversas afecciones. Se utiliza en medicina, más comúnmente en dermatología para tratar afecciones de la piel como la psoriasis, el eczema e incluso el vitiligo. También se suele emplear para tratar una condición en la que los niveles de bilirrubina en la sangre de un recién nacido son demasiado altos. Para ello utilizan luz azul visible para descomponer la bilirrubina en el cuerpo del bebé y así favorecer su eliminación del sistema.
¿Para qué se utiliza la fototerapia?
En el contexto de la dermatología, la fototerapia puede implicar el uso de la luz ultravioleta (UV) para tratar diversas afecciones de la piel, ya que la exposición controlada a la luz UV puede ayudar a reducir la inflamación, disminuir el crecimiento excesivo de células de la piel y promover la curación en condiciones como la psoriasis. No obstante, esta terapia debe realizarse bajo la supervisión de un profesional médico cualificado, ya que la exposición excesiva ante esta luz puede tener efectos adversos, como quemaduras y un mayor riesgo de cáncer de piel. Los protocolos de tratamiento y la duración de la fototerapia varían según la condición médica y las necesidades individuales del paciente.
Sin embargo, su aplicación también puede extenderse al campo de la estética, ya que son conocidos sus beneficios para mejorar la apariencia de la piel y tratar diversas afecciones cutáneas. En este contexto, la fototerapia suele implicar el uso de luz LED en lugar de luz ultravioleta para mejorar la apariencia de la piel y tratar diversas afecciones cutáneas.
¿Qué afecciones estéticas se pueden tratar con la fototerapia?
La fototerapia con luz LED se llega a emplear para tratar una variedad de problemas estéticos, incluyendo por ejemplo el acné, la hiperpigmentación, cicatrices, rosácea e incluso para la disminución de finas líneas de expresión. Para ello se utilizan diferentes colores de luz según el propósito, ya que cada color tiene sus propias propiedades y beneficios para la piel. Algunos de los más comunes utilizados en fototerapia estética y sus aplicaciones son estos:
- Luz roja: Se utiliza para estimular la producción de colágeno y elastina, lo que puede ayudar a tratar el envejecimiento cutáneo con la disminución de arrugas y finas lineas y mejorar la elasticidad de la piel. Pero además también puede mejorar la circulación sanguínea, reducir la inflamación y promover la curación de la piel, favoreciendo procesos como la cicatrización.
- Luz azul: Tiene propiedades antibacterianas y se utiliza principalmente para tratar el acné, ya que penetra en la piel y mata las bacterias causantes, ayudando a reducir las lesiones inflamatorias y promoviendo la claridad de la piel.
- Luz verde: Ayuda a calmar la piel sensible, reduce la pigmentación irregular y mejora la hiperpigmentación para conseguir un tono de piel más uniforme. También puede ayudar a reducir las rojeces y la inflamación, siendo útil para pieles propensas a la rosácea.
- Luz amarilla: Se utiliza para mejorar la circulación linfática, reducir las rojeces y calmar la piel. También puede ayudar a mejorar el tono y aportar luminosidad.
Estos son solo algunos ejemplos de los colores más comúnmente utilizados en fototerapia estética, ya que la elección del color de la luz depende de los objetivos del tratamiento y las necesidades individuales de la piel del paciente.
La fototerapia con luz LED en el ámbito de la estética es generalmente segura y no invasiva. Sin embargo, al igual que con cualquier procedimiento estético, es importante que el tratamiento esté supervisado por un profesional para garantizar su seguridad y eficacia, obtener los mejores resultados y evitar posibles efectos secundarios.