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DERMATITIS ATÓPICA

La dermatitis atópica es una afección cutánea crónica que causa inflamación y picazón en la piel. Es más común en bebés y niños, pero también puede afectar a adultos. Se caracteriza principalmente por la presencia de parches secos, enrojecidos e irritados en la piel que pueden aparecer en diferentes partes del cuerpo, como las manos, los brazos, las piernas, el cuello y la cara.

¿Cuáles son sus síntomas?

La dermatitis atópica puede manifestarse de diversas formas y sus síntomas pueden variar de una persona a otra. Sin embargo, algunos de los síntomas más comunes asociados con ella son:

-Picazón intensa (prurito): Este es uno de los síntomas más prominentes de la dermatitis atópica. La picazón puede ser muy intensa y persistente, lo que puede llevar a rascarse la piel y a su vez empeorar la inflamación y causar lesiones mayores en la piel.

-Piel seca: Las personas con dermatitis atópica a menudo tienen piel seca y áspera, especialmente en áreas como las manos, los brazos, las piernas y la cara. Esta sequedad puede causar descamación y agrietamiento de la piel.

-Erupciones cutáneas: Se pueden desarrollar parches de piel enrojecida e inflamada, que pueden ser pequeños y localizados o extenderse a áreas más grandes del cuerpo. Estas erupciones pueden estar acompañadas de ampollas, costras o exudación de líquido.

-Engrosamiento de la piel: Con el tiempo, la piel afectada por la dermatitis atópica puede volverse más gruesa y áspera debido al rascado crónico y a la irritación constante de la piel.

-Afectación en áreas específicas: La dermatitis atópica tiende a afectar áreas específicas del cuerpo, como los pliegues de la piel en codos y rodillas, el cuello, las muñecas y los tobillos en adultos, y las mejillas, el cuero cabelludo, las manos y los pies en niños.

-Sensibilidad a ciertos desencadenantes: Las personas con dermatitis atópica pueden ser más sensibles a ciertos desencadenantes como los alérgenos, los irritantes químicos, los cambios de temperatura, el estrés y ciertos alimentos.

Es importante tener en cuenta que estos síntomas pueden variar en intensidad y pueden aparecer y desaparecer en ciclos. Si experimentas alguno de estos síntomas, especialmente si son persistentes o afectan tu calidad de vida, es importante que consultes a un dermatólogo para un diagnóstico preciso y un plan de tratamiento adecuado.

¿Por qué se origina la dermatitis atópica?

Las causas exactas de la dermatitis atópica no son completamente conocidas, pero se cree que una combinación de factores genéticos, ambientales e inmunológicos pueden incentivarla. Se trata de una afección multifactorial en la que concurren varias posibles causas: 

-Predisposición genética: La dermatitis atópica tiende a ser más común en personas con antecedentes familiares de la misma afección, aunque también se desarrolla en personas sin antecedentes genéticos de dermatitis.

-Disfunción de la barrera cutánea: En individuos con dermatitis atópica, la piel tiende a ser más seca y tener una barrera cutánea comprometida. Esto hace que la piel sea más susceptible a la penetración de alérgenos, irritantes y microorganismos, lo que puede desencadenar una respuesta inflamatoria.

-Respuesta inmunológica alterada: Se cree que las personas con dermatitis atópica tienen un sistema inmunológico hiperactivo que responde de manera exagerada a ciertos estímulos, como alérgenos o irritantes, lo que desencadena una inflamación crónica en la piel.

-Factores ambientales: La exposición a ciertos desencadenantes ambientales como el polen, polvo, ácaros del polvo, cambios de temperatura, ingredientes químicos agresivos en los productos para el cuidado de la piel, el estrés y la sudoración excesiva pueden desencadenar o empeorar los síntomas de la dermatitis atópica.

-Desbalance de la microbiota cutánea: La composición de la microbiota cutánea, es decir, las bacterias y otros microorganismos que habitan en la piel, puede influir en el desarrollo de la dermatitis atópica. Se ha observado que las personas con esta afección tienen una microbiota cutánea alterada en comparación con las personas sanas.

Estas son algunas de las causas principales y más comunes de la dermatitis atópica, pero es importante tener en cuenta que la afección puede variar mucho de una persona a otra, y puede haber otros factores implicados en su desarrollo.

El tratamiento de la dermatitis atópica suele incluir medidas para controlar la picazón, como el uso de cremas o ungüentos hidratantes, así como corticosteroides tópicos para reducir la inflamación. También se pueden recetar antihistamínicos para ayudar a controlar la picazón y evitar el rascado. Pero además del tratamiento médico, es importante evitar los desencadenantes conocidos y mantener la piel bien hidratada mediante el uso de cremas o lociones emolientes. En algunos casos, los médicos pueden recomendar cambios en la dieta o pruebas de alergia para identificar y evitar posibles alérgenos que pueden estar promoviendo la dermatitis.

Como vemos, el tratamiento de la dermatitis atópica generalmente involucra una combinación de medidas para controlar los síntomas y prevenir brotes futuros. Aquí se resumen algunas opciones muy comunes para paliarla:

-Hidratación de la piel: Mantener la piel bien hidratada es fundamental para el manejo de la dermatitis atópica. Se recomienda el uso regular de cremas hidratantes emolientes para ayudar a restaurar y mantener la barrera cutánea, sobretodo las cremas más espesas y las pomadas. 

-Corticosteroides tópicos: Los corticosteroides se usan comúnmente para reducir la inflamación y la picazón en la piel afectada. Estos medicamentos están disponibles en diferentes concentraciones y se aplican directamente sobre las áreas afectadas de la piel según las indicaciones de un médico.

-Antihistamínicos: Los antihistamínicos orales pueden ayudar a reducir la picazón y mejorar el sueño en personas con dermatitis atópica. Sin embargo, no son efectivos para controlar la inflamación.

-Evitar desencadenantes: Identificar y evitar los desencadenantes conocidos de la dermatitis atópica puede ayudar a prevenir brotes y mejorar los síntomas. Esto puede incluir evitar ciertos alimentos, mantener la piel protegida del contacto con alérgenos e irritantes, y controlar el estrés.

-Terapias complementarias: Algunas personas encuentran alivio con terapias complementarias como la fototerapia, el baño de agua salada, la acupuntura y la acupresión. Sin embargo, es importante consultar estas opciones con un médico antes de probarlas.

Es importante tener en cuenta que el tratamiento de la dermatitis atópica puede variar según la gravedad de la afección y las necesidades individuales de cada persona. Por ello, para identificar las causas exactas y los síntomas en cada caso, siempre es recomendable acudir a un dermatólogo para un diagnóstico preciso e individual para ajustar el tratamiento a tus necesidades. 

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