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CÓMO CUIDAR TU TIPO DE PIEL

¿Sabes reconocer cuál es tu tipo de piel? ¿Puedes acertar con los cuidados que necesita? ¿Cuáles son sus características y sus problemas específicos? ¿Qué productos debes utilizar? 

Si aun no sabes reconocer qué tipo de piel tienes y entonces no sabes atender sus necesidades para poder cuidarla correctamente, vamos a enseñarte a identificarla entre los diferentes tipos de pieles que existen. 

¿Cuántos tipos de piel existen en realidad?

Los tipos de piel comunes se clasifican en función de características como el nivel de hidratación, producción de sebo y textura, entre otros. Vamos a describir algunas de las más reconocidas y fácilmente identificables.

En primer lugar, la piel normal, llamada así porque está en equilibrio, es decir, no es demasiado grasa ni demasiado seca, sino que se siente confortable, su textura es suave, con los poros apenas perceptibles y presenta un tono uniforme. Este tipo de piel es el más deseado porque no tiene una problemática específica y su rutina de cuidado requiere de productos que la sigan manteniendo en buen estado y no alteren su equilibrio. 

El segundo tipo es la piel seca, que como su nombre indica, atiende a una falta profunda de hidratación (por tanto falta de agua) o de nutrición (en este caso llamada alípica, que quiere decir que requiere de ingredientes más grasos). Esta piel se siente tirante y áspera, incluso es común que presente descamación. En su caso, necesita de productos altamente hidratantes y nutritivos para poder restaurar la hidratación y evitar que se pierda protegiendo su barrera.

Otra comúnmente conocida es la piel grasa, caracterizada por ese aspecto brillante debido a la producción excesiva de sebo, que además puede provocar la obstrucción de sus poros, haciéndolos más visibles y que sea propensa a sufrir de acné o comedones. Es por ello que su rutina debe ir de la mano de productos que no aporten mayor grasa y ayuden a equilibrarla pero sin resecarla, sin olvidar de hidratarla con productos a base de agua.

Juntando las dos anteriores damos con otro de los tipos de piel más comunes, la piel mixta, que se caracteriza por la combinación generalmente de áreas secas y grasas en las diferentes partes del rostro. Lo más visto es que la sequedad se presente en las mejillas y el resto de zonas como la frente, nariz y mentón sean de piel grasa. Su cuidado entonces se debe remontar a productos que sean equilibrados para que aborden ambas necesidades, es decir, que hidraten sin engrasar y que controlen sin resecar. 

Y la última que vamos a describir es la piel sensible, aunque más que un tipo de piel es una condición de la piel y que por tanto puede tener cualquiera de las descritas anteriormente. Esta piel es propensa a irritaciones, alergias y reacciones adversas ante determinados ingredientes e incluso factores externos como el clima. Por ello, la elección de productos para su cuidado es especialmente importante, utilizando para ello productos preferiblemente hipoalergénicos y suaves. 

Lo cierto es que es un poco ambiguo decir que existe un número concreto y universal para definir los diferentes tipos de piel. Pero entender el tipo específico que tienes es fundamental para seleccionar los productos más adecuados y elaborar una rutina de cuidado que cumpla con sus necesidades. Aunque hay que tener en cuenta que los tipos de piel pueden cambiar con el tiempo y pueden requerir ajustes en la rutina de cuidado. Pero es esencial conocerse para establecer una rutina de cuidado personalizada que le proporcione un buen tratamiento y promueva una piel saludable.

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